El jueves pasado,
pocos de nosotros pudimos asistir a la sesión de Puerto de ideas, no obstante se vieron muchas cosas relevantes para
nuestro proyecto. Como miembro de esta comunidad de hacedores, me parece justo
compartir un resumen con aquellos que estuvieron ausentes ese día. Siéntase libres de completar los detalles.
En cuanto llegamos
Ignacio nos sorprendió con un nuevo participante, un artista multifacético con
una pasión extravagante por la anatomía y la herbolaria. Los primeros minutos de
la sesión, consistieron de breves presentaciones seguidas de los ya bien
conocidos “diálogos no platónicos” sobre asuntos contemporáneos. Al poco tiempo
Ignacio nos dio la noticia de su fabuloso hallazgo, un lugar abandonado bajo
una bóveda inmensa, repleto de máquinas antiquísimas, que espera ser
intervenido por las ocurrencias de nuestra exposición. (Dejaré que el mismo
Ignacio les cuente los detalles adicionales).
Posteriormente se
presento el momento de discutir sobre la intervención experimental. Tanto grullas como perros tuvieron votos pero después de revisar
diversas referencias literarias y un extenso análisis semiótico, estuvimos de
acuerdo en que las grullas como figura de origami son ideales para nuestro
cometido. Al poco rato caímos en la encrucijada de los nombres y no lográbamos
concebir uno que vistiera adecuadamente la esencia del proyecto. Hasta que,
entre broma y broma, llegamos a Perrogrulla. Un juego de palabras con el que se nos ocurre que podríamos bautizar a las
pequeñas grullas, y
despertar la curiosidad del público. Para esto Ignacio lanzó al aire la idea de recorrer
la zona colindante a la intervención, con un megáfono y algún mensaje que
dijera algo como “lleve su perrogrulla” o “adopte una perrogrulla”, algo al
estilo de los vendedores de tamales.
Antes de este nombre hubo otros como
“Enjambre”, “metamorfosis”, “De venir”, “objetos perdidos buscan un lugar” etc, pero la clave para mi estuvo en su origen, que proviene de una expresión española o
catalana (no estoy segura) "perrogrullo" que
se emplea para referirse a algo obvio en un tono sarcástico. A mi parecer tiene gracia y se presta para muchos juegos. No tiene porque ser el nombre definitivo pero ya es una buena opción.
Pasados los
disparates bien intencionados, hablamos de la cuestión de crear un logo ya no
para le proyecto sino para Puerto de ideas. Considerando que este último es
una comunidad/colectivo de hacedores que pretende difundir y promover el intercambio de ideas
contemporáneas, acordamos que debía ser un logo sencillo que no necesite del
nombre textual para ser apreciado. Es decir un logo lo suficientemente bueno
para que su misma forma sirva de plataforma interdisciplinaria. Como primera idea, se nos ocurrió
aprovechar la cuestión geométrica del origami para deformar las letras y
obtener un hibrido entre símbolos lingüísticos y gráficos, pero bueno aún no se han visto propuestas concretas.
Por último pasamos
a las cuestiones técnicas de la intervención, que parecieran insignificantes
pero que al final del día influyen bastante en los resultados. Una de ellas
sería conseguir los permisos correspondientes para llevar acabo esta
intervención, primero por respeto a la comunidad y segundo por protegernos
(pensando en que por ejemplo la Plaza Rio de Janeiro es muy concurrida y que por lo mismo hay cierta
vigilancia y alguna dinámica ciudadana que permite que suceda esto). En el caso de nuestro proyecto, en lo personal me preocupa que
nos puedan sancionar o decir algo por la “basura”, además de que 1000 grullas no se montan
en 10 minutos. Paralelamente vimos que está toda la cuestión de la dinámica de las
escuelas, la recopilación de material para trabajar, los detalles creativos, la
logística de producción etc. En otras palabras vamos por buen camino mis queridos hacedores, pero quedan detalles por resolver.
Sin más los dejo con este resumen para encontrarnos en
nuestra próxima sesión. Espero les sea útil y agradable.
Saludos!