sábado, 25 de mayo de 2013

En respuesta a la Irradiación Inaugural de Alex



Esto iba a ser un comment, pero fue creciendo y creciendo sin control hasta llegar a ser otra entrada:

Alex, pienso que en sí una de las cosas que lo contemporáneo tematiza, integra a las formas y reflexiona acerca de es la imposibilidad de la transmisión de un mensaje. La idea de la transmisión obedece a un modelo de comunicación donde el sistema se compone de un Emisor-Mensaje-Receptor y la idea o mensaje es transmitida/o del emisor al receptor. Este esquema comunicativo puede funcionar para la educación, la ciencia o la religión, ya que lo se busca en estos sistemas sociales es eliminar la ambigüedad en el grado máximo que sea posible: creando con ello la ilusión de que se transmite un contenido "original" (idea, mensaje) del emisor al receptor.

En muchas de las manifestaciones de lo contemporáneo, por el contrario, se posee la conciencia de que este modelo de comunicación como transmisión de un mensaje E-M-R es una ficción, producto de una metáfora. Desde un punto de vista absolutamente material, la conciencia humana es un sistema operativamente clausurado (no podemos leernos los pensamientos), debido a ello existe la comunicación: para compensar lo que Bataille llamaría la discontinuidad del ser. O en palabras de Leibniz: somos mónadas vivientes que son vecinas y carecen de ventanas. La diferencia es que en lo contemporáneo esta conciencia de la discontinuidad entre las conciencias de dos hacedores es experimentada como una ganancia y no como una pérdida: se gana polisemia, ambigüedad, connotaciones, se enriquece la obra; en tanto que se pierde toda posibilidad de un sentido unívoco-denotativo.

Me parece que lo contemporáneo problematiza precisamente el tránsito entre el esquema comunicativo clásico (aún super arraigado en toda la sociedad) E-M-R y un nuevo modelo constructivista que es más del tipo O-O: o sea, observador-observador; o H-H: hacedor-hacedor (horizontal, no-jerárquico). Esto implica que ya no existe un mensaje "original" que llegue más o menos íntegro al receptor (según sus capacidades cognitivas individuales); por el contrario, el mensaje no termina de construirse nunca, es emergente, producto de lo que el O1 (observador 1) comprende y luego lo que el O2 recomprende.

Por tanto, respondiendo tu pregunta, pienso que este Manual de Lectura de lo Contemporáneo debería plantear como primera lección el tránsito del modelo E-M-R de la comunicación hacia el modelo O-O/H-H. No creo que aún estemos libres de la idea de que existe un mensaje "original", "esencial", que recuperar, que es el "genio" del artista. Y precisamente lo que lo contemporáneo problematiza y parodia es la ilusión de que este modelo aún sigue operando, además de preguntarse qué alternativas nuevas existen (horizontales, no-jerárquicas).

Por otro lado, en la literatura ya se ha hablado de esto desde hace mucho y nos llevan ventaja, ahí existe una conciencia radical de que cada lector reescribe los libros. En ese sentido es que Mario Bellatin presenta un texto en fragmentos, sin un mensaje completo, señalando con ello el proceso mismo de la comunicación como una construcción emergente, incontrolable: se deshace de sus libros echándolos a andar en la comunicación como algo que ya escapa a su control; ese pequeño inicio de una idea en Inception del que hablábamos el otro día, que va creciendo y complejizándose, hasta que logra su autopoiesis.

Y aquí salta a la vista irremediablemente otra pregunta filosófica: ¿Existe realmente una idea, en el sentido platónico, como distinta a lo real, autónoma, con una forma clara y bien delimitada? Pienso que una de las cosas "geniales" (haha autoparodia) del arte contemporáneo es que aborda problemas filosóficos de altísimo calibre con una desfachatez e irreverencia kínica. Y sin buscar respuesta, simplemente se limita a (re)mover las preguntas, irritando y mostrando que incluso habría que replantear las preguntas -para estar al fin en posición de comenzar a pensar, a hacer y a desear en lo contemporáneo-.

jueves, 23 de mayo de 2013

Gaston Acurio en la delantera con el numero 9.

Hace aproximadamente un mes cursaba mi segunda semana de una dieta desintoxicante a la que decidi someterme. La razón por la que lo hacía era mas por las ganas de vivir la experiencia de poner a prueba mi fuerza de voluntad y ver por que caminos me llevaba que por purificar mi cuerpo. Nunca imagine los nuevos mundos que aparecerían en mi vida simplemente por comer diferente a lo que estaba acostumbrado.  De entrada empece a poner mucho mayor atención a lo que comía y el efecto que esto tenía en mi cuerpo.

El momento del día en el que me daba cuenta más facil era por las mañana cuando en vez de desayunar un cereal, un tamal o unos huevos revueltos desayunaba un licuado de zarzamoras, leche de almendra y aguacate.

El habito de tomar un licuado por la mañana sustituyo el habito de tomar un cafe de camino a la oficina.  Este nuevo habito tambien hacía que me sintiera mejor por las mañanas, que fuera más productivo y tuviera ideas mas claras. Nunca sabre si lo que me tenia así eran los nuevos nutrientes con los que estaba alimentando mi cuerpo pues sospecho que ejercitar tu fuerza de voluntad y hacer cambios importantes en tu vida son excelentes energetizantes.

Debido a este nuevo habito de tomar licuados en lugar de café fue que acabe licuando mango y zarzamoras en una envidiable licuadora en casa de un amigo que hace mucho no veia. Llegue con bolsa de frutas en mano y le platique de lo que estaba haciendo y lo que esto me estaba haciendo sentir. En ese momento fue a su librero y me presento un par de libros de Gastón Acurio chef peruano que según mi amigo, a través de la cocina y sus platillos estaba transformando a Perú. "Hoy los niños ya no quieren ser futbolistas si no cocineros" me dijo Adrian. Decir en eso sobre un pais latinoamericano es una afirmación muy fuerte. ¿Cómo es posible que un niño sueñe con ser cocinero antes que con ser fubolista? me pregunte a mi mismo, apenas hace un par de años renuncie a la posibilidad de que milagrosamente fuera reclutado para algún equipo importante. Incluso llegue a soñar con naturalizarme Jamaicano o Guatemalteco con la esperanza de jugar un mundial. Ahorá sueño con diseñar la ceremonia de inauguración del mundial de México 2042 así como la identidad gráfica.

En fín, mi amigo no paraba de hablar de Gaston Acurio, lo hacia con tanta pasión que me contagío y me emociono saber más sobre el. Un chef que usa la cocina como herramienta social de transformción suena igual de interesante que un goleador de la Liga Premiere.


Me fui del departamento de mi amigo, le pedi disculpas por que León, mi perro, habia orinado en un silloncito de cuero  que adornaba la sala andina de Adrian y le pedi que me mandara algunos links sobre Gaston y su revolucionario ceviche.  Me mando estos links que les recomiendo ver para entender un poco mi naciente afición más que por la gastronomía por encontrar nuevos campos desde donde participar en una transformación social.

Espero hayan difrutado el aperitivo.


" PERU SABE   La cocina Arma Social
http://www.youtube.com/watch?v=O7CRXm_FwAA
este es la introduccion a un libro que se llama PERU EDEN el el que participn los 20+ chefs liderados por Ferra Adrian, utilizando los 20 ingredientes que peru le da al mundo






 

miércoles, 22 de mayo de 2013

La lectura de lo contemporáneo

Personalmente lo contemporáneo, como el agua que uno intenta retener en las palmas de la mano, siempre me ha escapado.  Escribo esto pensando específicamente en el arte. Son muchas las exposiciones de las cuales he salido pensando "esto es una tomada de pelo, hasta yo podría ser artista". Sin embargo, lejos de desprestigiar las producciones artísticas, siempre asumí que algo se me escapaba, que existía dentro (o fuera) de esos objetos algo que yo percibía, algo que no podía ver y que no me permitía ver la profundidad de lo que se produjo y se me presentaba ante mi. Después de leer, reflexionar y discutir, he llegado a una explicación que me satisface: el arte contemporáneo es susceptible de ser leído/interpretado de diferentes maneras, y es en el tipo de abordaje a partir del cual el espectador parte que se determinan las posibilidades de su experiencia para con esos objetos. 

Este supuesto parte de las propuestas de Austin y Searle (desde un punto de vista epistemológico) y de Brunner (desde la psicología) quienes identifican en el lenguaje diferentes actos: lo locutivo, lo perlocutivo y lo interlocutivo. La propuesta es que en toda producción verbal se puede identificar una intención del autor, un mundo de posibilidades de significados de lo que se dijo, y lo que pueda entender el receptor. Ahora bien, en el arte podríamos ver lo mismo: una cosa es lo que yo percibo, otra la que el autor quiso transmitir y otra lo que el objeto por si mismo (podríamos decir, libre o independiente) transmite. 

De esta forma me vi encerrado en la primera opción, en una mirada, sin más, de lo que se produjo. Sin embargo, cuando se regresa a una exposición que ya fue "juzgada" superficialmente, con un contexto, el del autor, entonces se abren las puertas a un nuevo mundo de significados "escondidos" en donde los más pequeños detalles cobran una importancia imperceptible al ojo "desnudo". 

Se puede sin ningún problema entrar a una exposición sin detenerse a leer nada, exponiéndose a los productos y de ello se derivan un conjunto de pensamientos y sensaciones. Esta huella que deja la exposición en nosotros es susceptible de ser modificadas si la exposición es abordada de otra forma, por ejemplo leyendo la información disponible y/o haciendo investigaciones previas. Esta postura difiere de la primera en tanto que asume que la exposición no lo es todo, sino una materialización de algo más grande que es la intención-motivación-idea del autor.

Así, queda entonces que de una idea (que con dificultad se puede abarcar en su totalidad con el lenguaje), se produce una obra, un objeto que se presenta a terceros. Es opción de estos terceros, al enfrentarse a una obre profundizar o  no en el contexto espacio-temporal del artista para así poder acercarse lo más posible a encontrar su intención detrás de su producción. Eso es lo que se me escapaba, la posibilidad de reconocer esa intención. Una intención supone un mensaje, algo que expresar, que denunciar, que promover, que defender...

Dejo entonces la siguiente pregunta, ¿podríamos desarrollar un manual de lectura de lo contemporáneo? ¿Tendría algún sentido?

martes, 21 de mayo de 2013

Primera

El Gran Vidrio, La liebre muerta, devenir-animal, Wheeler, Mario Bellatin, El Antiedipo, Gilles Deleuze, Miguel Ventura, anacronismo, intempestivo, Agamben.

¿Qué pensar, qué hacer, qué desear?